Intentaba que le concedieran un préstamo.
“No creo que se encuentre bien”, se escucha decir a una trabajadora de la sucursal. Sin embargo, la mujer se mantiene insistente y pide a su tío que firme los papeles: “Si no firmas no hay manera. Yo no puedo firmar por ti. Firma aquí y no me des más dolores de cabeza”.
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